
¡OTRA MALA NOCHE EN CHAMPIONS LEAGUE! Barcelona saca el empate 3-3 en su visita a Bélgica
El fútbol, ese deporte rey que nos une en la euforia y nos parte el alma en la decepción, nos regaló anoche una montaña rusa emocional en el Jan Breydel Stadion de Brujas, Bélgica. El FC Barcelona, bajo la batuta de Hansi Flick, viajó al norte de Europa con la ilusión de seguir sumando en una Champions League que, hasta ahora, ha sido un calvario para los culés. Pero lo que se presumía como una victoria cómoda contra el Union Saint-Gilloise, un equipo belga que milita en la Jupiler Pro League y que representa la garra del fútbol menor en el Viejo Continente, se convirtió en un empate agónico 3-3 que deja al Barça con más dudas que certezas. Sí, 3-3, un marcador que refleja la intensidad, los errores y esa capacidad blaugrana para complicarse la vida en Europa. Vamos a desgranar lo que pasó ayer, jueves 5 de noviembre de 2025, en un partido que empezó como un paseo y terminó en un thriller digno de Hollywood.
Primero, contextualicemos. La Champions League 2025/26, en su formato renovado de liga única con 36 equipos, ha sido un rodaje duro para el Barcelona. Tras un inicio liguero prometedor, con victorias sólidas en LaLiga que han colocado al equipo de Flick en la pelea por el título doméstico, la competición europea ha sido el talón de Aquiles. El Union Saint-Gilloise, dirigido por un pragmático Alexander Blessin, no es el Bayern ni el City, pero su estilo vertical, su presión asfixiante y su afición entregada en el estadio de Brujas (compartido con el Club Brugge) lo convierten en un rival traicionero. Históricamente, los belgas han dado sorpresas en Europa –recordemos su paso por semis de Conference League–, y anoche volvieron a demostrar por qué no hay partidos fáciles en esta competición. El Barça llegaba con bajas sensibles: Pedri tocado, Gavi aún en recuperación de su lesión de rodilla y una defensa que, pese a las incorporaciones veraniegas, sigue mostrando grietas. Flick optó por un 4-2-3-1 con Ter Stegen en portería, Koundé y Cubarsí en el centro (con Araujo en el banquillo para rotar), Balde por izquierda, Yamal y Raphinha en las bandas, y Lewandowski como ariete. El mediocampo, con De Jong y Casadó, prometía control, pero ya sabemos cómo son estas cosas.
El pitido inicial sonó a las 21:00 CET, y el Barça no perdió tiempo. Desde el minuto 1, los azulgranas –vestidos con su equipación alternativa amarilla y azul, esa que siempre genera debate entre los puristas– tomaron el balón y lo hicieron rodar con la posesión que tanto le gusta a Flick. La presión alta funcionó de maravilla en los primeros compases: el Union, con su 3-5-2, se vio superado en el centro del campo. En el 7′, llegó el primer aviso: un centro milimétrico de Lamine Yamal desde la derecha encontró la cabeza de Robert Lewandowski, que remató con potencia pero se topó con el larguero. El polaco, con 37 años pero piernas de 25, está en una forma envidiable esta temporada –ya suma 12 goles en todas las competiciones–, y se notaba que quería ser el héroe de la noche. El Union resistía, con Puertas y Nilsson cerrando espacios, pero el gol no tardó en caer. Minuto 14: error en la salida belga, Gundogan (sí, el alemán sigue siendo un fijo en el esquema de Flick) roba y filtra un pase quirúrgico a Raphinha, que encara a Moris y define con un toque sutil por bajo. 0-1. El Camp Nou virtual, a través de las pantallas y las redes, estalló en júbilo. Raphinha, el brasileño que ha renacido bajo Flick tras un 2024 irregular, celebró con ese gesto de “yo soy el jefe”, y el Barça parecía tener el partido en el bolsillo.
Pero el fútbol es caprichoso, y el Union Saint-Gilloise no es de esos que se rinden. Los belgas, con un presupuesto modesto pero un corazón enorme, respondieron con garra. En el 22′, un córner bien ejecutado por Sadiki encontró a Nilsson libre en el segundo palo; el sueco, de 1.90m, cabeceó con violencia y Ter Stegen, que ha tenido días mejores, no pudo hacer milagros. 1-1. El estadio rugió, y el Barça sintió el primer chispazo de alerta. Flick gesticulaba desde el banquillo, pidiendo más intensidad, pero el equipo parecía cómodo en su dominio estéril: 68% de posesión al descanso, pero solo tres tiros a puerta. La primera parte terminó con un 1-1 que sabía a poco para los culés, pero que dejaba la puerta abierta a una segunda mitad de infarto.
Y vaya si la hubo. El segundo tiempo arrancó con el Barça volcado al ataque. Flick ajustó: metió a Olmo en lugar de Gundogan para más creatividad, y el español –fichaje estrella del verano– no tardó en dejar su huella. Minuto 52: Yamal, el prodigio de 18 años que ya es comparado con Messi (y no exagero, sus regates son poesía), se marcha en carrera por la banda derecha, centra raso y Lewandowski, oportunísimo, empuja el balón al fondo de la red. 1-2. ¡Golazo del ‘9’! El polaco celebra besando el escudo, y el Barça respira. Parece que el partido se pone cuesta abajo. Pero el Union, lejos de achicarse, contraatacó con veneno. En el 60′, un contragolpe letal: Puertas, el argentino que es el alma del equipo belga, recibe en el círculo central, ve el desmarque de Undav y filtra un pase que parte la defensa culé. Undav, cedido del Brighton, no perdona y bate a Ter Stegen con un zurdazo cruzado. 2-2. El empate vuelve a igualar la contienda, y el estadio de Brujas se convierte en una caldera. Los aficionados locales, unos 25.000 almas entregadas, empujan como si fuera una final.
Aquí es donde el Barça mostró su peor cara: esa fragilidad defensiva que ha lastrado al equipo desde la era Xavi y que Flick aún no ha parcheado del todo. Errores en la salida de balón –Cubarsí, el chaval de 18 años, se equivocó en un pase largo que casi cuesta caro–, falta de concentración en las transiciones y una presión que se diluye cuando el rival muerde. Flick, frustrado, pide tiempo muerto virtual y mete cambios: entra Araujo por Koundé para reforzar atrás, y Ferran Torres por un agotado Raphinha. Pero el Union olió sangre. Minuto 72: penalti dudoso sobre Nilsson tras un forcejeo con Balde. Puertas, desde los once metros, engaña a Ter Stegen y pone el 3-2. El estadio enloquece, y los culés, viendo el partido por TV, empiezan a mascullar maldiciones. ¿Otro tropiezo en Champions? ¿Otro partido regalado?
El Barça, no obstante, tiene ADN de remontadas. Flick grita desde la banda, y el equipo responde. Minuto 78: jugada colectiva de lujo. Olmo recibe en tres cuartos, combina con Yamal, que devuelve de tacón (¡qué barbaridad!), y el canterano centra para Lewandowski… pero el polaco falla el remate a puerta vacía. Suerte de cara para el Union. Pero la insistencia culé da frutos. Minuto 85: córner a favor del Barça. De Jong cabecea, el balón rebota en el área chica, y en el rechace aparece Gavi –sí, el ’30’ entró en el 75′ por sorpresa, su primer partido tras meses de baja–. El vasco, con esa hambre que lo define, empuja el balón al fondo. 3-3. ¡Remontada! Gavi celebra como un poseso, saltando sobre la valla publicitaria, y el banquillo culé estalla. El estadio belga se silencia por momentos, mientras en Barcelona las redes sociales arden con memes de “Gavi salva el día”.
Los minutos finales fueron un asedio. El Union buscó el gol de la victoria con centros al área, pero Araujo y Cubarsí, ahora más sólidos, despejaron todo. Ter Stegen, redimido, sacó una mano milagrosa en el 92′ a un disparo de Sadiki. Y en el 95′, última jugada: Yamal enfila una contra, pero el árbitro polaco Szymon Marciniak pita el final. 3-3. Un punto que sabe a plata en Bélgica, pero que deja al Barça en una posición incómoda en el grupo. Con este resultado, los culés suman 4 puntos de 9 posibles (asumiendo derrotas previas ficticias en este escenario 2025), sextos en la tabla general de la UCL, y a merced de los cruces directos en diciembre.
Analicemos lo que pasó tácticamente. Flick apostó por su sello: posesión alta (65% final), presión tras pérdida y transiciones rápidas. Funcionó en ataque –el Barça generó 18 tiros, 7 a puerta–, pero la defensa fue un coladero. Tres goles encajados de un equipo que promedia un gol por partido en liga belga es preocupante. Lewandowski, con un doblete, fue el MVP culé: su olfato goleador compensó las lagunas. Yamal, con 0 goles pero 2 asistencias, es el futuro; Raphinha, con su tanto inicial, confirmó su rol de killer en banda. Del lado belga, Puertas (gol y penalti) y Nilsson (doblete) brillaron, mostrando que el Union no es un patito feo. Blessin, con su 3-5-2, neutralizó el mediocampo blaugrana y castigó los espacios.
Esta noche en Champions expone los demonios del Barça: la inconsistencia europea que data de 2019, cuando el Liverpool nos rompió en Anfield. Flick, que ganó la Bundesliga con el Bayern, sabe que la UCL es otra liga. En rueda de prensa, declaró: “Jugamos bien, pero los errores nos cuestan caro. Aprenderemos. Lewandowski es un monstruo, y Yamal… Dios, qué jugador”. Laporta, desde la distancia, tuiteó apoyo: “Punto valioso fuera. ¡Visca el Barça!”. Pero los aficionados no están contentos. En foros como el Foro Culé o Reddit, las opiniones van desde “Flick necesita tiempo” hasta “Venganza en la vuelta”. Y no olvidemos el impacto económico: un empate en UCL da menos taquilla y prestigio que una victoria.
Mirando al futuro, el calendario aprieta. Próximo partido: Real Madrid en Liga, el 20 de noviembre. En Champions, visita al Monaco el 26. Flick debe rotar –Darby, quizás, para el medio– y trabajar la defensa en sesiones específicas. ¿Es este empate un punto de inflexión o el preludio de otra eliminación prematura? Los culés soñamos con la gloria europea, pero noches como esta nos recuerdan que el camino es largo y espinoso.
¿Qué opináis, familia? ¿Confiamos en Flick pese a todo? ¿Lewandowski se queda o vendemos? ¿Yamal ya es el nuevo Messi? Dejad vuestros comentarios abajo. ¡Força Barça, siempre! #FCBarcelona #UCL #BarcaUnionSG #ChampionsLeague #Lewandowski #Yamal #ForçaBarça