Ganar la Euroliga claramente representa un enorme desafío. Esto es debido al alto calibre de los equipos y porque es un torneo que se extiende a lo largo del tiempo y abarca diferentes formatos: una fase regular extensa y exigente, un playoff de cinco partidos que puede resultar muy complicado, y una Final Four donde se juegan partidos a todo o nada.
Es necesario superar todos los retos, prevenir lesiones en momentos clave, poseer fortaleza mental y hacer una buena preparación física para estar en el mejor nivel competitivo cuando más se necesita.
Una parte de esta enorme dificultad da lugar a la célebre maldición del líder, que puede parecer una anécdota, pero que acumula temporadas sin que alguien la rompa: el formato de la fase regular de todos contra todos, con partidos de vuelta desde 2016. Desde esa temporada (2016-17), ocho equipos han concluido en la primera posición de la Liga (la temporada 2019-20 no se finalizó debido a la pandemia) y ninguno de ellos ha logrado el título después. El Olympiacos ha vuelto a experimentar la frustración de este desafío, como ocurrió en la temporada 2022-23. También se les ha presentando a Real Madrid (2016-17 y 2023-24) y Barcelona (2020-21 y 2021-22), así como a Fenerbahçe (2018-19) y CSKA de Moscú (2017-18).
Además, resulta notable el fracaso que significó la primera Final Four fuera de Europa, en Abu Dabi, para los equipos de Atenas. Sin duda, eran los más fuertes de la competición desde el inicio y eran los principales candidatos para ganar el título, quizás superados solo por el Fenerbahçe. Sin embargo, ni siquiera llegó a haber una final entre equipos del mismo país, una posibilidad que parecía muy probable antes de las semifinales. El Fenerbahçe venció al Panathinaikos y el Mónaco derrotó al Olympiacos, por lo que no habrá representación de Atenas en la final por primera vez desde 2022: en 2023, el Real Madrid ganó al Olympiacos (con la canasta decisiva de Sergio Llull) y el año anterior, los blancos fueron derrotados por el Panathinaikos.