El Celta logró sumar su primer punto de la temporada, pero en verdad, perdió dos. Controlaba el encuentro contra un Mallorca que solo intentaba centros desde los flancos, y en el minuto 85, el marcador que estaba 0-2 se convirtió en un definitivo 1-1.
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Beltrán llegó solo al área contraria, pero se detuvo y falló la oportunidad de anotar, y en la jugada siguiente, un error defensivo colectivo permitió a Mateu Jaume realizar un tiro sin oposición dentro del área, igualando el encuentro. Además, la situación pudo haberse complicado aún más para los vigueses, que quedaron muy afectados tras recibir este golpe.
El Celta no estaba teniendo un buen rendimiento en Mallorca. Los pases a la espalda de los defensores y las fallas en la defensa estaban beneficiando al equipo local tras un comienzo de partido equilibrado. Sin embargo, en el momento más difícil, el equipo de Giráldez mostró que el contragolpe era su mejor estrategia. Sotelo mantuvo la posesión del balón y eligió el momento justo para enviar un pase preciso a Javi Rueda, una de las seis nuevas incorporaciones en el equipo titular. Rueda, con un solo toque, logró elevar el balón sobre la salida de Leo Román y lo dirigió hacia la parte frontal del área. La pelota voló y terminó en la red.
Hasta ese momento, el partido tenía un ritmo parecido al ajedrez. Con el Mallorca presionando arriba y el Celta replegado, estirándose cuando tenía el balón. De hecho, los vigueses mostraron precisión y claridad en su juego. En una de sus llegadas, Ilaix lanzó un potente disparo desde la frontal que llevó a Leo Román a hacer una intervención.
Radu también estuvo sólido en la otra portería, deteniendo centros laterales y un tiro de Mateo Joseph. El problema del Celta era que el Mallorca lograba meter balones fácilmente a la espalda, complicando a la nueva línea defensiva compuesta por Manu, Carlos y Marcos. Entre Mateo Joseph y Asano, estaban generando problemas al Celta, y el japonés tuvo una buena oportunidad con un tiro que se fue desviado.
El Celta se retiró al descanso con una ventaja en el marcador, pero pudo haber anotado un segundo gol en el último instante gracias a un gran control de Aspas, quien lanzó un contragolpe, pero Jutglà no logró conectar el pase con Durán, que estaba completamente solo. Durán ocupó la posición de delantero centro y Jutglà partió desde la izquierda en la línea de ataque.
Con el marcador a su favor, el Celta logró mantener la posesión del balón y defenderse durante gran parte de la segunda mitad, generando algunas oportunidades para sellar la victoria frente a un oponente que ajustó su táctica y buscaba atacar, pero sin llegar a controlar realmente el partido. Pablo Durán tuvo una oportunidad de contraataque clara, pero no pudo finalizar ante Leo Román, y Swedberg, al entrar, lanzó el balón por encima del arco. Sin embargo, Beltrán tenía todo a su favor en una jugada típica de contraataque; comenzó con una ventaja, pero cuando se encontraba solo en el área, se detuvo, giró y su disparo salió muy desviado.
En la jugada siguiente, la defensa del Celta mostró debilidades en colectivo. Permitieron un ataque del rival, Domènec evitó que el balón cruzara la línea de gol, y los jugadores del Celta sacaron un balón que le llegó perfecto a Mateu, quien logró empatar con un tiro bien colocado.
Quedaban cinco minutos más el tiempo adicional, y lo mejor que pudo lograr el Celta fue asegurar al menos un punto, ya que los jugadores de Vigo se encerraron completamente, pero no pudieron salir ni controlar el partido, enfrentándose a una serie de centros laterales que estuvieron a punto de arruinar todo el esfuerzo realizado. Un empate que sirve como base para seguir adelante.